Localización
La ubicación es esencial. Las buenas heladerías las encuentras, no las tienes que busca. En principio para acertar lo más fácil y sencillo es que la heladería se sitúe lo más cerca posible del centro de la ciudad o en primera línea de playa. La otra cara de la moneda es que esto implica, generalmente, un elevado alquiler mensual, algo que el profesional se puede ahorrar si su heladería es tienda propia. Los alquileres elevados obligan a una facturación considerable para poder hacer frente a este gasto mensual.
Pero cuando se habla de centro no sólo nos referimos a que nuestra heladería esté situada en el centro de la ciudad. También puede darse el caso de que la heladería se encuentre en un punto neurálgico de un barrio, en una vía concurrida. De ahí que sea importante estudiar si se trata de un buen sitio de paso, aunque sea una calle alejada del centro urbano. Esta opción es muy viable económicamente, pero también implica que hay que defender muy bien el helado de ese establecimiento, o bien conseguir notoriedad en la oferta de productos, o incluso potenciar otro aspecto del negocio que actúe como gancho para llamar la atención del público. En este caso es fundamental hacerse un nombre.
Un paso previo es definir qué tipo de heladería queremos, si será de impulso, con lo que el espacio reservado a degustar tranquilamente el helado será mínimo, o se quiere optar por dar más peso a la zona de degustación. No hay duda de que disponer de mesas siempre es un aliciente para dar entrada a otros formatos como la copa helada y productos complementarios, como los gofres y las crepes, etc.
La ubicación es esencial. Las buenas heladerías las encuentras, no las tienes que busca. En principio para acertar lo más fácil y sencillo es que la heladería se sitúe lo más cerca posible del centro de la ciudad o en primera línea de playa. La otra cara de la moneda es que esto implica, generalmente, un elevado alquiler mensual, algo que el profesional se puede ahorrar si su heladería es tienda propia. Los alquileres elevados obligan a una facturación considerable para poder hacer frente a este gasto mensual.
Pero cuando se habla de centro no sólo nos referimos a que nuestra heladería esté situada en el centro de la ciudad. También puede darse el caso de que la heladería se encuentre en un punto neurálgico de un barrio, en una vía concurrida. De ahí que sea importante estudiar si se trata de un buen sitio de paso, aunque sea una calle alejada del centro urbano. Esta opción es muy viable económicamente, pero también implica que hay que defender muy bien el helado de ese establecimiento, o bien conseguir notoriedad en la oferta de productos, o incluso potenciar otro aspecto del negocio que actúe como gancho para llamar la atención del público. En este caso es fundamental hacerse un nombre.
Un paso previo es definir qué tipo de heladería queremos, si será de impulso, con lo que el espacio reservado a degustar tranquilamente el helado será mínimo, o se quiere optar por dar más peso a la zona de degustación. No hay duda de que disponer de mesas siempre es un aliciente para dar entrada a otros formatos como la copa helada y productos complementarios, como los gofres y las crepes, etc.